miércoles, 17 de enero de 2018

Artículo de lengua

                                                                     
La asignatura de Lengua y concretamente la Literatura, no fue mi punto fuerte en el colegio. Sinceramente, no me gustaba nada esta asignatura. Esto puede ser debido a que no me la explicaron bien o que no supieron trasmitirme su importancia. No me gustaba nada tener que memorizar nombres de autores, siglos, obras, e incluso leerme sus aportaciones literarias de las cuales no entendía la mitad, para luego realizar un trabajo que no me aportaría nada y se quedaría en el olvido.
Sin embargo, este año mi visión hacia la Literatura ha cambiado. Creo que por fin he entendido su importancia y su utilidad. Pero no vayamos tan rápido. Voy a ir analizando el porqué de mi cambio de visión.
Con respecto a la literatura infantil, he aprendido bastantes cosas. Por un lado, que la propia literatura puede ser un gran apoyo para los maestros  a la hora de abordar temas relacionados con la etapa o incluso tratar temas afectivos. Sin embargo, no debemos olvidar que el objetivo fundamental de la literatura, debe ser el disfrute. Esto es algo que me ha removido a lo largo de todo el curso. No entendía cómo la literatura, podía ser algo destinado al disfrute y no tener un objetivo o contenido específico que abordar. Cuando yo estudiaba en el colegio, cada vez que nos mandaban un libro de lectura era debido a que este, serviría como pieza inicial para tratar un contenido del tema de biología, o de sociales o incluso de religión. No me hacían leer libros para jugar con mi imaginación y fantasía o incluso para hacerme pasar un buen rato evadiéndome del mundo. No, todo estaba planeado y cada lectura que leía tenía un motivo. Estoy convencida que este fue una de las causas que hizo que no me interesase por la literatura. El no poder disfrutar con ella. La literatura como arte, no está pensada para enseñar sino más bien para inculcar a los pensamientos.
El hecho de que los niños tengan capacidad de raciocinio y sepan pensar es algo que se tiende a perder muy a menudo en los colegios y me pregunto si esto no será debido a que matamos su capacidad de imaginar y pensar por ejemplo, con cada libro preseleccionado que les mandamos.
Así mismo, he descubierto, que un texto literario debe tener la misma calidad bien sea destinado a niños o adultos. Estoy acostumbrada a ver libros infantiles, concretamente adaptaciones literarias, que no cuentan lo mismo que el libro para adultos original debido a que alegan que los niños no se enteran. Entonces, empiezan a poner todo con diminutivos o incluso a matizar los personajes con el fin de no causar miedo o impacto en los niños. La realidad, es que los niños se  enteran de mucho más de lo que pensamos y que haciendo adaptaciones literarias de este tipo, se llega a perder muchas veces la esencia del propio texto original. Por este motivo debemos tener cuidado con las adaptaciones.
Es más, el tema uno concretamente, me ha hecho ver que existen dos vertientes de literatura infantil. Existe aquellas en la cual las obras están escritas para niños, y aquellas en la que se escriben obras para adultos pero que los niños se apropian de ellas o bien porque les gustan o más bien porque la escuela se lo impone. Aquí surge una vez más, el problema de la escuela y la literatura mencionado anteriormente.
Sin embargo, todas mis dudas se aclararon cuando descubrí la diferencia entre un texto literario y uno paraliterario. Si soy sincera, nunca había escuchado la palabra paraliterario. Ahora sé que es un concepto que se aplica a textos como el comic, las novelas… y que surge del entretenimiento y del tiempo libro. Haciendo recuerdo en mi memoria sobre los textos que solía leer en la escuela, me he dado cuenta que muy pocos eran de este estilo. Es cierto que quizás estos libros son más destinados a uso personal de cada uno, pero creo que estaría bien emplear los dos tipos de conceptos literarios. Opino que deberíamos potenciar en la escuela el hecho de que los niños lean más novelas paraliterarias. Quizás en su tiempo libre, pero no olvidarnos de que los niños tienen que practicar también con este tipo de textos.
He de reconocer, que si sabía que un texto debía de reunir una serie de características para ser considerado literario. Pese a saber esto, había muchas características que desconocía. Desconocía que debía tratarse de un texto con finalidad artística pero, si sabía que debía tener una función poética e incluso pertenecer a uno de los tres géneros literarios. Conocía también el hecho de que tenía que tratarse de un texto de ficción aunque estuviese inspirado en hechos reales. No obstante, no distinguía bien la diferencia entre ficción y fantasía. La ficción se trata de un hecho inventado que es fruto de la imaginación. Si bien, la fantasía es una facultad humana que consiste en representar sucesos mentalmente que no están presentes.  Ahora tengo un truco para poder diferenciar un texto paraliterario de uno literario que me ha servido mucho. Se trata de fijarse en la ficción e intención de un texto. Si tiene ficción y su intención es artística, estaremos hablando de un texto literario.
Me ha gustado mucho la parte de historia que se narra en cada tema. Es interesante saber un poco de la evolución  de la literatura y cómo concretamente los niños pasaron de no tener casi literatura destinada a ellos, a conseguir una literatura con carácter moralizante debido a la aparición de la imprenta.
Tras haber acudido de pequeña a una escuela francesa, si recuerdo haber escuchado en alguna ocasión “les contes de fées”, pero si no me equivoco, solo en ocasiones especiales como un recreo con lluvia o día de Navidad. No era normal que escucháramos cuentos de hadas, solíamos leer a Saint-Exupéry con el Pettitte  Prince sin entender muy bien la filosofía del autor. Lo cual me hace pensar en lo mal escogidos que están los libros muchas veces pues no se adaptan ni a la edad del receptor ni a sus necesidades.

Algo que me ha hecho reflexionar bastante y que menciona los apuntes, es lo olvidado que quedó el teatro y la poesía en el XIX. Pero opino que esto no es solo problema del siglo XIX. A día de hoy, en las escuelas primarias no se suelen leer mucha poesía o incluso teatro de grandes autores ya que, sin duda alguna, se trata de algo más difícil de leer y menos placentero que la prosa. El problema es que solemos centrarnos en leer teatro olvidándonos que este género está creado para ser representado. Aunque los maestros son cada vez más conscientes de la importancia de hablar en público y la expresión corporal, no suelen recurrir al teatro para mejorar estos aspectos en sus alumnos. No obstante, los niños disfrutan igual que los adultos con el teatro pero los profesores se niegan muchas veces a impartir esta enseñanzas quizás debido al miedo que les da representar algo considerado para profesionales. Cada vez más a menudo, se ve cómo los alumnos se van incorporando en el mundo del teatro a través del colegio con las obras de Navidad por ejemplo. Pese a esto, queda mucho por avanzar y mucha paciencia que desempeñar por parte de los maestros. Deberán enfocar el arte como una actividad educativa y no tanto a formar futuros actores. Sería aconsejable ser capaces de transportar el teatro a más asignaturas, no solo a lengua, desempeñando así un carácter interdisciplinar y utilizando el teatro como otro recurso. Es una herramienta para despertar el sentido crítico en los niños. Este, junto con la imaginación está desapareciendo cada vez más de los alumnos y no podemos permitirlo.
Por consiguiente el teatro puede ser considerado una gran ayuda como material educativo. Mediante él, el niño aprende que una palabra puede tener varios significados. Asi mismo, puede ser una herramienta para conseguir que los niños hablen y mejoren su lenguaje, se familiaricen con el lenguaje no verbal y desarrollen psicomotricidad entre otras.  Aunque todo lo mencionado anteriormente, se puede conseguir por otros medios, el teatro siempre será una forma divertida y amena para el niño de conseguirlo.
Como bien hemos mencionado antes, la poesía es el otro género literario que tiene menos importancia en el aula. Yo personalmente, no recuerdo haberla trabajado mucho en primaria más que para memorizar poesías sobre las estaciones. Quizás esto es debido a que este género concretamente requiere de sensibilidad y no todo el mundo tiene esta virtud. La poesía en la escuela es muchas veces presentada como algo memorístico, sin embargo debería ser presentado como un juego artístico. Puede ser un medio para romper con la rutina de aula que tanto aburre a nuestros alumnos. Tiene que ser una oportunidad para dar rienda suelta a la imaginación de crear. Como maestros, es nuestro deber fomentar el disfrute creativo. Algo que explicaré más adelante cómo. Comentar también, que es necesario aprender a declamar, a exponer los conocimientos. El maestro será el principal modelo para el niño. Declamar, concepto que no había escuchado antes pero veo necesario, ayuda a la memorización, a la comprensión literaria, al vocabulario, a la entonación, a la postura y da seguridad a uno mismo. Por consiguiente será algo necesario a trabajar cada vez más en el aula de Primaria. 
En el caso de los cuentos y las novelas de autor, ambos cuentan con una estructura típica de planteamiento, nudo y desenlace. No obstante, existen diferencias entre el cuento y la novela. El cuento, se caracteriza por ser un texto breve que no consta de capítulos. Por el contrario, una novela es un relato largo, en el que se desarrollan varias acciones y sí aparecen divididas en capítulos.
Los niños por lo general, suelen ser amantes de los cuentos y novelas por este motivo, hay que tener especial cuidado con la edad de los mismos a la hora de escribir. Este tipo de textos, pueden favorecer en la psicología del niño y ayudar en su desarrollo. Es más, he aprendido que deberán favorecer su desarrollo psicológico en tres aspectos. En primer lugar, con respecto a la interiorización del yo que se dinamiza a través de la fantasía y la aventura. Son emociones como la afectividad, la moral; todo lo que haga al personaje conseguir su meta. Por otro lado, la maduración en referencia a la inserción social. Esta, se encuentra más relacionada con la realidad. Hace referencia a la familia, al entorno escolar… El día a día en el que se presentan pequeños problemas. Por último, los alumnos deberán desarrollar también la lingüística es decir, aprender nuevas palabras, giros y campos semánticos. Cuanto más cercano se encuentre el protagonista al mundo del alumnos más fácil será para el niño identificase con él y ponerse en su lugar para, de este modo aprender de él y disfrutar con sus aventuras.
Ahora bien, aunque lo mencionado anteriormente era algo que en cierto modo si conocía, no tenía conciencia sobre la existencia de protagonistas positivos y negativos. Al parecer, los positivos son aquellos que desempeñan un papel de personas más abiertas, extrovertidas, alegres, optimistas… son aquellos que sirven como ejemplo a seguir. En contraste, los negativos son aquellos que son pasivos, cerrados, tímidos, apocados…suelen ser los que necesitan ayuda para resolver sus problemas. 
Los niños, tienen a su vez unas ganas enormes por saber, por descubrir, por entender. La lectura es una paso hacia ese descubriendo, hacia ese realismo intelectual. Por este motivo, deberíamos los maestros fomentar cada vez más las ganas de leer. De leer por un disfrute y sabiendo que un libro puede tener las respuestas a muchas de nuestras dudas. Hagamos que nuestros alumnos empleen los libros como una herramienta más en su proceso de aprendizaje. De un aprendizaje que además sea divertido, soñador, apasionado y único. No matemos este sueño en nuestros alumnos imponiéndoles lecturas y trabajos sobre los mismos sin ningún sentido. Dejemos que sean ellos los que aprendan del libro que les proporcionamos. Hagamos caso de las indicaciones de Piaget, concibamos el libro como un juguete para los niños. Iremos claramente adaptando ese juguete con las edades de nuestros alumnos, pero sin olvidarnos de que es un juguete .

Por esta razón, si se trata de un juguete para mis alumnos, no pude ser uno cualquiera, debe estar escogido con amor y tiempo.
Qué los profesores se fijen a la hora de escoger un libro, es algo que también me ha sorprendido. Sinceramente no pensaba que dedicaban tanto tiempo a seleccionarlo es más, creía que era el que tocaba leerse porque los demás colegios también lo hacían. En tercero de primaria “Fray Perico y su borrico”, en sexto “El quijote adaptado” y así sucesivamente. Ahora sé sin embargo que no debería ser se este modo y que  a la hora de seleccionar un libro para mis alumnos, tengo que fijarme en varias cosas y hacer que además sea lo más atractivo posible para ellos.
Deberé fijarme en el grosor. Si es muy gordo será incomodo de leer y mis alumnos lo rechazarán por no ser manejable. Así mismo, tendremos la tarea de fijarnos en el exterior, en la portada. Tenemos que tener en cuenta que esto es en lo que más se fijan nuestros alumnos a la hora de escoger un libro por este motivo, cuanto más atractiva sea más captará la atención de los niños.
Del mismo modo, las ilustraciones son importantes. Los niños se fijan también en ellas y pueden ser un elemento esencial para ayudarles a seguir la lectura. No obstante, no deben ser muy llamativas ya que en este caso, puede distraer a mis alumnos y hacer que estén más pendientes de los dibujos que del propio texto.
En referencia a la tipografía, tendrá que estar adecuada a la edad de los niños. Cuanto más mayores sean no hará falta que la letra sea tan grande y que exista tanto espacio entre una frase y otra. Siempre habrá que tener en cuenta este aspecto en referencia a la edad de los lectores ya que debe ser lo más fácil de leer posible.
Es muy importante que el tema, se adapte al interés de los alumnos. He aquí la importancia  de escoger textos que se adecuen a la edad de los receptores y a sus intereses. Así mismo, es muy importante diferenciar entre el argumento de un texto y el tema. El argumento en si es una concreción mientras que el tema, hace referencia a una generalización.
La estructura de planteamiento nudo y desenlace, tiene que ser al igual que la topografía, adaptada  a la edad de los lectores. Cuanto más variemos esta estructura más complicada será la lectura para el alumno. Por este motivo, en los primeros ciclos se deben obviar estructuras como el flashback.
El protagonista es el punto más importante. Debemos buscar protagonistas que tengan relación con nuestros alumnos y que en la medida de lo posible se puedan identificar con ellos. Si seleccionamos libros en los cuales los protagonistas tengan algo en común con nuestros alumnos, conseguiremos que estos, sientan una atracción mayor por el libro que están leyendo.
Por último comentar que los valores y contravalores que se presentan en los libros así como el lenguaje, tienen que ser una vez más adecuados a la edad de los receptores.
Como conclusión por tanto, podríamos decir que no vale cualquier libro para cualquier niño y que la literatura bien empleada puede ser una de las herramientas más potentes para un buen aprendizaje.
Un tipo de texto es el texto folclórico. Este texto se caracteriza por hacer referencia a aspectos de la cultura popular como pueden ser las canciones o las fábulas. Por este motivo, una de sus principales características es el anonimato. Esto es debido en cierto modo a que empezaron siendo trasmitidos por tradición oral pese a luego pasaran a formar parte  de historia escrita.
Existen varios tipos de folclore. Por un lado tenemos el folclore en verso que se ha relacionado siempre con el juego, con la música y con el movimiento. Por otro lado existe el folclore en prosa, quizás el más conocido ya que hace referencia a los cuentos. Algo que me ha llamado la atención, es que este tipo de folclore, no se pueda considerar para niños sino más bien una literatura destinada para grupos. Sabía que la mayoría de estos textos, tenían una función lúdica sin embargo también existía el caso de que fueran moralizantes como en el caso de las fábulas.
A la hora de incorporar este tipo de textos en el aula debemos tener como meta hacer que el niño viva la palabra que ha sido trasmitida de generación en generación. Es necesario que este tipo de literatura conserve su carácter oral y que se empleen por tanto otro tipo de textos quizás más modernos para acercar al niño al lenguaje escrito de los libros. No debemos olvidar que la finalidad de los textos folclóricos es que sean contados y cantados mientras, que los textos de autor deben ser más destinados a la lectura.
Debido a que el origen de estos textos fue la trasmisión oral, dio lugar a que existieran distintas variaciones con respecto a quién contase la historia. Por este motivo, en los cuentos folclóricos no es difícil encontrar el mismo hilo argumental contado en forma de mito, leyenda o cuento. Ahora bien, existen características para clasificar y distinguir este tipo de textos.
Los cuentos folclóricos, son aquellos que cuentan un relato breve, ficticio y con carácter lúdico. Sin embargo, los mitos se van a caracterizar por la actuación memorable de Dioses. La leyenda, por ser un texto que refleja una tradición local y que ha sido trasmitida por tradición oral. No obstante, la fábula tendrá una intención moralizante y suele concluir con una moraleja.
Para mi sorpresa, no es lo mismo una moraleja que una enseñanza moral. La moraleja se encuentra siempre al final del relato y trata de explicar la totalidad del texto. En cambio, una enseñanza moral, puede encontrase en varios lugares del texto y cada cual puede ser aplicada  a la realidad.  Me parece muy importante enseñarles a los niños a diferenciar estos dos conceptos y a hacerles conscientes de que un texto puede tener ambas cosas y a saber descubrirlas. Sin embargo, debemos siempre respetar al niño ya que la enseñanza que vea uno no tiene por qué ser la misma que la mía y no por eso será incorrecto. Por este motivo, es muy importante la actuación del profesor. Es preferible que actué una vez el niño haya sacado su propia conclusión y no previamente, pues puede guiar las respuestas de los alumnos y privarles de su capacidad de raciocinio.
Algo que me ocurría muy a menudo de pequeña es que consideraba que todo era cuento. Pese a tener esta idea, he cambiado de opinar tras ver que existen varias formas de distinguir qué es un cuento de lo qué no lo es.
Por ejemplo un mito, generalmente tendrá un valor explicativo mientras que el cuento como tal, tendrá una función más iniciática. Así mismo una leyenda y un cuento también se pueden diferenciar. Esto es debido que la leyenda suele tener una verdad histórica mientras que le cuento tiende a ser una historia más fantástica.  La leyenda, pese a tener cierto realismo, se ha ido perdiendo un poco por su trasmisión oral a lo largo de los siglos como hemos mencionado anteriormente. Con respecto al cuento y a la fábula, la fábula va destinada a un tipo especial de cuentos, a aquellos en los que los protagonistas son animales. Sin embargo esta no es la única diferencia. Una fábula, incluye una moraleja mientras que los cuentos de animales, solo tienen una enseñanza más implícita. Con el paso de los tiempos, las fabulas están perdiendo poco a poco su función y se consideran más como historias para niños. Por consiguiente, será importante trabajar en el aula todo tipo de textos folclóricos a fin de que el niño conozca todos los subgéneros que existen, sepa diferenciarlos y disfrute con sus diferencias.
Dentro de los cuentos folclóricos, a parte de los mitos y cuentos de animales mencionados anteriormente, existen los cuentos de fórmula y los cuentos de hadas o maravillosos.
Los cuentos de fórmula, nombre que desconocía, son aquellos en los cuales la memoria del narrador juega un gran papel. Se caracterizan por ser absurdos y contar historias con un toque humorístico. Algunos ejemplos de este tipo de cuentos son los cuentos mínimos, los cuentos de nunca acabar y los cuentos acumulativos. Recuerdo usar este tipo de textos para entretenerme y pasar el rato. Incluso para gastar bromas a mi familia. 
Por otro lado, los cuentos de hadas o maravillosos eran mis cuentos favoritos. Me encantaba que apareciese un personaje mágico. Al final era los libros que generalmente leía. El gato con botas o la ratita presumida entre otro.  Es curioso ver como este tipo de cuentos luego han sufrido modificaciones y han aparecido nuevas versiones como la de los hermanos Grimm o incluso Perrault.
En mis prácticas he descubierto que a los niños les encantan este tipo de cuentos y que suelen ser a los que recurren cuando tienen un tiempo libre. Sin embargo, muchas veces no solo los leen también los cuentan de forma oral y es curioso ver como cada uno tiene una versión distinta de la historia. Concretamente, os pongo un ejemplo que me ocurrió narrándoles  a los más pequeños la historia de Caperucita. Al final de la historia, para algunos niños el cazador se casa con la abuelita, para otros el cazador mataba al lobo y para otros tantos el lobo se convertía en amigo de la abuelita y el cazador y finalmente  se arrepentía de lo ocurrido. Era curioso ver como cada uno tenía su propia versión de la historia.

Los textos folclóricos se caracterizan por tener un principio y final característico. El típico “Érase una vez y Colorín colorado este cuento se ha acabado”. Recuerdo que eran las frases que siempre recitaba cuando me leían un cuento mis padres. Sin embargo desconocía el origen de esta tradición. Resulta, que ambas tenían una función mágica. Al parecer las frases de apertura, tenían un carácter invocador y las de cierre eran más bien conjuros para devolver las fuerzas negativas que hubiera aludido la narración. Increíble. Sin duda alguna, podemos afirmar que los cuentos poseen una magia.
Como bien sabía, los cuentos de hadas pueden dividirse en varios tipos. No obstante, desconocía el dividir los cuentos a partir de un motivo. Los motivos, son lugares comunes, elementos que por sí solos tienen la capacidad de persistir en la tradición. Estos motivos son los que por consiguiente reflejan la esencia del cuento. Pueden ser los deseos, los miedos… Y pueden aparecer uno o varios motivos. Esto me ha producido una duda y es, si los motivos tienen  que ver con el tema y los subtemas o guardan relación con ellos.
Hay varios motivos principales dentro de los cuentos. Podemos hablar de tesoros ocultos, del reino de la muerte o el reino de las hadas, de la búsqueda del amor, concretamente de ese amor que siempre es verdadero… Hay muchos motivos distintos al igual que personajes.
Podemos hablar del héroe o la heroína que suelen ser los protagonistas del cuento, del enemigo que es la contrafigura negativa del héroe, de las hadas, de los duendes, los gigantes, los magos, las brujas… Todos esos personajes que formaron parte de mi infancia y con los que disfrute evadiéndome del mundo y entrando en el suyo, lleno de fantasía y en el que todo era posible.
Sin embargo, existen arquetipos típicos que caracterizan a los cuentos. Existe esa madrastra malvada, los príncipes y las princesas, el resucitar con un beso…  Un mundo mágico típico de los cuentos.
Contamos con grandes recopiladores de estos textos folclóricos. Sin duda alguna podemos decir que gracias a ellos y a su trabajo de recopilación podemos disfrutar de los cuentos folclóricos. Aunque es cierto, que sus textos se denominan versiones pues cambian mucho de un autor a otro. No hace falta más que leer la versión de Caperucita de Perrault y la de los hermanos Grimm. No tiene nada que ver. Sin embargo, ambos autores junto con Andersen han sido con sus historias los protagonistas de toda mi infancia. No obstante, es curioso el hecho de que casi desconociera, a excepción de Fernán Caballero, los recopiladores Españoles. Esto me produjo en cierto modo tristeza, ya que hay recopiladores de cuentos en mi propio país y yo lo desconocía. Sin duda alguna, creo que no soy la única y por este motivo opino que es muy necesario el hacer hincapié en conocer y leer obras de estos recopiladores Españoles en las aulas. No podemos desconocer lo de nuestro país.
Los cuentos folclóricos tienen un uso muy importante a desempeñar. Con referencia al  carácter pedagógico, puede ayudar a los niños a estimular la fantasía y la imaginación. Dan la oportunidad al niño de descubrir muchas posibilidades que en su experiencia cotidiana seguramente no hubiera imaginado nunca. Por otro lado, y con respecto al interés psicológico, los cuentos ayudan al niño a conocerse y a explicarse el mundo. Por consiguiente, podemos llegar a la conclusión de que los cuentos son esenciales en el desarrollo de los niños.
Con respecto a las adaptaciones, debemos tener cuidado con ellas como he explicado al principio de la reflexión. Tenemos que recordar que los cuentos no  deben censurarse ni reducirse a la excusa de que los niños no lo van a  entender. Al contrario, entienden mucho más de lo que pensamos. Ahora bien, esto no implica que se pueda realizar un proceso de selección. Podemos incluso realizar pequeñas modificaciones o matices en situaciones un poco obsoletas. Es importante, no preocuparse inicialmente por la comprensión, si es necesario se repetirá el texto tantas veces como haga falta. Es mejor no pedir a los niños nada a cambio y remarcar, si se ve conveniente, los detalles más importantes ayudándole así a una propia interiorización haciéndoles partícipes de ella. Para desempeñar esto, es necesario que la comunicación sea exclusivamente oral y que permita la imaginación. Para conseguir esto, una buena técnica puede ser el cuenta- fórum.
En mis prácticas y en mi vida escolar he visto adaptaciones pésimas e incluso que llegaban a cambiar el texto por completo usando la excusa de que los niños no entienden. Debemos dejar de realizar esta conducta y brindar a los niños la posibilidad de enfrentarse a nuevos retos no solamente a lo fácil y a lo conocido. A su vez, los nuevos retos, es algo que suele motivar a los alumnos y divertir ya que es algo nuevo, distinto a lo habitual y causa por tanto ansia de descubrimiento.
Existe también el teatro folclórico. El teatros siempre ha tenido un carácter educativo pero tristemente con el paso de los años esto se está olvidando. Los teatrillos de marionetas o títeres es algo que causa sensación en niños y adultos. Es algo bueno para trabajar en el aula y conseguir que el niño se identifique con esa marioneta. Los títeres para mi sorpresa es algo muy antiguo, tanto que se remonta a Egipto y Grecia. Solían utilizarse para representar cuentos folclóricos. No obstante, a día de hoy este tipo  teatro se encuentra con dificultades.  Este tipo de teatros tristemente ha desparecido casi por completo y son más bien considerados como un entretenimiento. Sin embargo, siempre el maestro podrá volver a fomentar esta cultura creando títeres en el aula para luego representar algún texto folclórico. Además, la creación de títeres no es complicada, siempre se puede emplear una manopla o guante o incluso varas y palos. Será una forma más lúdica de aprender y de hacer que mis alumnos se interesen un poco más por la literatura.
Aparte del teatro folclórico, también existe la poesía. La poesía oral, ayuda al niño a introducirse en el mundo de la palabra, el ritmo, ejercita su motricidad. Es a su vez, producto de la imaginación y la fantasía además de poseer una función útil para la vida. Es importante destacar que la didáctica insiste en los aspectos expresivos de la poesía oral por lo que su empleo en el aula es de suma importancia.
Todos sabemos que a los niños les encanta jugar y a su vez, el juego es un gran instrumento de aprendizaje.  A los niños les gustan los juegos de palabras, los villancicos, las adivinanzas… Le gusta el juego de palabras por su sonido y sus rimas. Por medio de este folclore, el niño aprende a simbolizar, aprenden normas y reglas entre otras cosas. Por lo tanto, vuelvo a recalcar, que la literatura infantil debe ser vista como un juguete, algo que divierta al niño y ¿qué mejor manera que lograrlo mediante el folclore infantil?
Muchos autores y yo pese a no ser autora, opinamos que la creatividad cada vez más se está matando en las escuelas. No dejamos al niño crear por si mismos si no que normalmente, le hacemos trabajar mediante unos esquemas previos. Pese a esto, la poesía es el género que más trabaja el tema de la expresividad y que a su vez, tiene una fuerte invitación a la reflexión. Supone por tanto un espacio grande para la creatividad. Por este motivo creo que trabajar la poesía en el aula y su creación puede evitarnos la perdida de creatividad en las escuelas y sobretodo en los niños.
La poesía popular infantil se puede clasificar siguiendo la idea de Pedro Cerrillo. Para él, existen tres tipos de clasificación. Por un lado encontramos las rimas de ingenio. En este grupo, incluiremos las retahílas, la fórmula del sorteo, la burla, trabalenguas e incluso adivinanzas. Por otro lado, se encuentran los juegos y rimas de movimiento y acción. En este grupo encontramos las nanas, los juegos de movilidad, las canciones de comba… Por último, existe el grupo de danza de corro en el que se incluyen las canciones de palmas o los mimos e imitaciones. Estas poesías me recuerdan completamente  a mi infancia y a los juegos que practicaba en el recreo. A los juegos de palmas, al escondite inglés, al corro de la patata… Eran juegos que nos enseñaban las madres y que incluso acudíamos a ellas para que nos enseñaran juegos nuevos para llevar al colegio y jugar con las compañeras. No me había dado cuenta que se trataba de poseía. Para mi simplemente eran juegos divertidísimos. Me gustaría que mis alumnos vivieran lo mismo y que disfrutaran de la poesía como una manera de juego. Pues sin duda no hay mejor manera que aprender jugando.
Toda España, cuenta con una enorme riqueza literaria. Es muy importante ir haciendo a los niños conscientes de ello para que vayan conociendo su entorno cultural y cimentando las bases de su educación literaria. Recuerdo, que en el colegio era lo que menos me gustaba de la clase de lengua y literatura. Era incapaz de aprender los autores correspondientes  cada siglo o etapa. Me nombraban un autor y si le conocía pero, me costaba relacionarle una obra o incluso su etapa.
Este año, en la asignatura de literatura he aprendido varias actividades para que a mis alumnos no les ocurra lo mismo que me pasó a mí en Primaria. Uno de ellos es el “proyecto de aprendizaje” que en cierto modo enriquece el trabajo individual del alumno con el trabajo en equipo. Consiste en elegir un autor, obra o momento literario que pueda trabajarse desde todas las áreas y durante una semana trabajar sobre ello. Me ha gustado mucho esta idea ya que partir de un trabajo individual para luego ser compartido en grupo, ayuda a enriquecer el individual y a aprender de los compañeros. Así mismo, me parece una manera más amena de aprender literatura y no con la típica lista de autores y obras que había que aprenderse de memoria. Está estudiado, que el aprendizaje es más completo cuando lo hacer tuyo, cuando lo relacionas con alguna experiencia. Por este motivo, mis alumnos adquirirán mejor los conocimientos si se los presento como algo práctico.
Otra opción, y que tuve la suerte de realizar en mis prácticas, en mis practicas con los alumnos de sexto, es la creación de un Webquest o la biografía del autor en Wikipedia. Esta forma de aprender literatura, es muy buena ya que no solo aprendes sobre al autor y su obra, también adquieres conceptos de búsqueda y recogida de información. A mi juicio, algo que es necesario que los niños practiquen.
Por último, la semana cultural. Me parece buenísima idea. Consiste durante una semana en trabajar un autor, una época o una obra todo el colegio. Lo cual implica la participación de todos los cursos de Primaria así como de sus agentes educativos. Me parece una buena manera de reunir al colegio para aprender. Así mismo, es una oportunidad para aprender unos de otros y así los mayores pueden ayudar a los pequeños y viceversa. A su vez, una vez más el juego y aprender con él tendrá un fuerte impacto.
Ojala mis profesores me hubiesen enseñado literatura así. Estoy segura de que no la hubiese cogido tanta manía de pequeña.
Ahora la estoy empezando a coger más cariño ya que veo que tiene la capacidad de generar nuevos signos en los receptores y que pretende comunicar algo.
Las obras literarias pueden dividirse en géneros y subgéneros. Los géneros son los grupos en que podemos dividir las obras literarias de tal modo, que las de cada grupo tengan características comunes, formales o temáticas según la época.
Hubo una época alrededor del siglo XV y XVIII, que la prosa sustituyó casi por completo al verso. Debido a esto, la división en géneros se adaptó al criterio formal creando así la lírica en verso, la épica en prosa y la dramática en forma de diálogo teatral. 
Cada género tienes sus características. De este modo, la lírica expresa sentimientos, la épica narra historias y la dramática imita los diálogos que podríamos emplear en la vida real. Ahora bien, dentro de estos géneros, existen subgéneros. De la lírica aparece la oda, la elegía, la sátira… De la épica, la epopeya, el cuento y novela, los romances… Del dramático la tragedia, la comedia y el drama. Para mí, personalmente, el género con sus subgéneros que menos me gustaba era la lírica. He intentado reflexionar el por qué y he llegado a la conclusión que quizás sea el género más difícil de explicar y quizás con el que menos familiarizados están los propios niños. Estoy de acuerdo, que utilizar ejemplos para explicar este tema, con ellos ayudamos a los niños a percibir las diferencias.
Algo que me ha llamado la atención a la hora de hablar de poesía, es que pensaba que esta tenía que rimar ya que, como bien dicen los apuntes, es algo que afirmaban mis libros de textos. Ahora sé, que hay varios tipos de poesía y que no todas necesitan de la rima aunque esta haya sido durante siglos la característica esencial del verso.
Me ha hecho reflexionar mucho el tema de animación a la lectura y la selección de los libros. Es cierto que los niños siempre han aprendido a leer pero no todos aprenden todo lo que incluye un proceso lector. Como he podido mencionar anteriormente, el acto de leer debe ser un proceso mental y que en cierto modo implique aprendizaje pero sin olvidarnos del entretenimiento. Es importante que el niño entienda el verdadero significado de la lectura y que sea capaz de recrea lo leído. Sin embargo, los maestros estamos acostumbrados a emplear técnicas de lectura que tienen la mayoría de las veces el efecto contrario. Queremos que sea una lectura comprensiva y sin embargo muchas veces la convertimos en memorística y estoy de acuerdo con los apuntes, en que esto ha llevado consigo el rechazo de muchos alumnos a la lectura. Las fichas que siempre hemos realizado en el colegio sin ningún sentido solo con el fin de rellenar. Recuerdo que cuando tenía que rellenarlas en mi etapa del colegio, muchas veces ni me leía el libro y solo buscaba la información necesaria para completar las preguntas. Al fin y al cabo lo importante era eso, según mis maestros. Nunca me preguntaron preguntas que me hicieran reflexionar o incluso recrear lo que había significado para mí el libro. Cogían la novela y me preguntaban vocabulario, o gramática en vez de la mera esencia de la obra. Como muchísimo, me pedían un resumen, sin haber enseñado a hacer resúmenes. Algo curioso.
Así mismo, recuerdo que eran libros que muchas veces estaban mal escogidos. Eran temas que no me interesaban. Y cuando leíamos en clase en voz alta, recuerdo como nos metíamos unos con otros por que leían mejor o más rápido que otros y es cierto, que se creaba un ambiente competitivo. A mí personalmente, al cambiarme de un cole francés  a un español, me costaba bastante leer en español y recuerdo cómo me frustraba por no llegar al nivel de los demás. La lectura a mi parecer no debe ser esto. No debe ser algo que cause disguste y frustración en los alumnos y muchos menos no debe ser una competición. Es cierto que debemos enseñar a nuestros alumnos a leer en alto y practicar pero sin olvidarnos de lo verdaderamente importante en la lectura. Aunque la repetición constante no fue algo que me ayudara mucho sinceramente.
Es por tanto importante distinguir, la diferencia entre leer libros literarios infantiles y el trabajo con textos seleccionados para el desarrollo  de la lectura mecánica o la lectura comprensiva. Con el primero se busca el placer y comprensión de la obra. Con la lectura mecánica buscamos más ampliar la cultura literaria, ejercitar habilidades como la atención, la memoria o la fluidez.
Por consiguiente, los textos que elijamos para acercar a los niños a la literatura deberán de estar muy estudiados y hay que seleccionarlos pensando en ellos.  Es mejor, que escojamos textos breves y complejos y que sepamos que van a  entender. Es importante a su vez, que estén presentes los tres géneros literarios.
Lo que más me ha gustado de toda la asignatura han sido los dos temas finales. El de animación a la lectura y el de creaciones literarias.
Pensaba que animar a los niños a la lectura siempre era antes de escoger un libro. Sin embargo ahora he aprendido que no, que incluso el durante es a veces más importante. Esto es debido a que leer no es solo ver lo que está escrito, también implica comprender. Por este motivo, a mi juicio, las actividades de durante ayudan a los niños a repasar lo que ha ocurrido en el texto y a aclarar alguna duda de compresión para poder seguir disfrutando de la lectura.
Pero vayamos por partes. Las actividades antes de leer, deben ir destinadas a captar la atención del niño y dirigirla hacia el libro propuesto. Se pueden hacer preguntas sobre el título y lo que creen que va a pasar, recibir una carta del autor, sobre la ilustración… hay mil formas de incitar. Ahora bien, es importante darle libertad al niño y hacer que juegue su imaginación. No desvelemos nada, y que sea el propio niño el que quiera descubrir si lleva razón o no.
Las actividades de durante, son muy importantes. Como he dicho antes, ayudan a recoger toda información ya leída. Para mi asombro, pensaba que las preguntas que lanzásemos a los alumnos debían llevar un contenido consigo sin embargo he aprendido que no. Que no buscamos leer para aprender un concepto del currículo si no para disfrutar leyendo. Esto me costó mucho, y cuando tuve que hacer la actividad y pensar preguntas, solo se me venían a la cabeza actividades académicas más que de recreo. Creo que esto es debido a que siempre estaba acostumbrada a recibir una pregunta del tipo curricular por parte de mi maestra cuando leíamos. Sin duda alguna, prefiero este método de aprendizaje disfrutando y estoy segura de que me hubiese desmotivado hacia la lectura mucho menos.
Las actividades de cierre, son también esenciales. Es un momento más para compartir y para recoger todo lo adquirido durante la lectura. Hay una actividad concretamente que  a mí me gustó mucho cuando me la contaron en clase y se trata de qué pasaría si la historia la contase otra persona. Me parece una manera divertida de jugar con los personajes y con la historia y su interpretación. Así mismo, me parece muy buena la idea d comparar cuales eran sus ideas previas sobre el libro con las nuevas, es decir; rescatar algunas preguntas que plantee como iniciales. A sí, les hago ver a ellos cómo las primeras impresiones engañan y cómo un libro que nos parecía aburrido finalmente, se puede convertir en uno de nuestros favoritos. Ahora bien, es siempre muy importante  a lo largo de todas las actividades elegir bien las preguntas.
Con respecto al libro que escogí para esta tarea, comentar que me encantó. Lo desconocía completamente y fue uno que le regalaron a mi sobrina y vi la oportunidad de escogerlo. Se llama “Capitán calzoncillos” y me ha gustado porque he visto que a lo largo de todo el libro anima a la lectura. El protagonista habla con los lectores, les pide ayuda, opinión y eso me parece una buena técnica para mantener a los niños atentos a lo largo de la lectura.
En referencia a la creación literaria, me he llevado una gran sorpresa. Pensaba que lo que más me iba a costar iba a ser el verso y sin embargo fue la prosa que era a lo que estaba más acostumbrada. Supongo que esto se debió a que me descifraron que el verso no tenía por qué rimar y a que me dieron buenos trucos para crearlo.
Me he dado cuenta de la importancia de dar ejemplos a los alumnos sobre lo que queremos que escriban. La mayoría de las veces les decirnos que realicen algo cómo un resumen y no obstante, no les damos ejemplo sobre cómo hacerlo e incluso técnicas para lograrlo. Este capítulo me ha hecho reflexionar sobre esa importancia. A su vez, disfrute mucho recreando mi propia obra literaria y me ha servido para saber cómo poder recrear obras de los alumnos en el aula.
He descubierto a su vez, maneras divertidas de crear textos. Con respecto a la prosa, me ha gustado mucho la idea de los conjuros pues a mi parecer, es una manera divertida de jugar con l literatura. La hipótesis absurda, también me parece muy dinámica y que invita al niño a imaginarse que pasaría si los objetos de su día a día hablasen. Es una buena manera para trabajar la puesta en lugar de otros.
En concreto con la creación en verso, me he dado cuenta de que empleaba técnica para crear este género desde hace tiempo. Solía emplear la técnica de cómo es, para jugar con adivinanzas o incluso los caligramas. Sin embargo el que me pareció más fácil para niños de primer ciclo, fue el del encadenamiento ya que, a mi juicio, empezar una frase igual que se termina ahorra trabajo y pueden crearse versos asombros.
Sin duda alguna puedo decir, que he disfrutado mucho con esta asignatura y me ha hecho abrir los ojos para ver lo que de verdad es la literatura. Me ha ayudado también a saber cómo quiero trasmitir el día de mañana estos conceptos a mis alumnos y a empelar técnicas para hacerles más ameno el aprendizaje de este mundo lleno de fantasía y disfrute.

1 comentario:

  1. Perfecto. Un gran trabajo. Lo único que has olvidado es incluir algunas referencias bibliográficas de interés para tu futuro profesional.

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